miércoles, 8 de diciembre de 2010

Diario del averno día 5: Trágica y sangrienta soledad

Paseo por una calle solitaria, todo está oscuro y llueve; es todo tan apacible, que hasta el paso del tiempo me duele, sigo caminando titubeante, sin fuerzas, sin ganas, después de pasar por un lugar que ya no existe, en busca de algo que perdí y que ahora no encontraba; me pregunto estúpidamente a mi mismo, que será lo que hice mal? porque cada día que pasa siento que me inunda internamente y que me cubre mas el mal.

Qué fin mas puede esperar a un ser tan infinitamente inútil como he demostrado ser?, veo mi diario con miles de páginas en blanco, antes vacías; pintadas ahora por gotas tenues del rojo carmesí de mi sangre, no busco lastima, tampoco merezco ni una lágrima, siempre desee poder escribir antes de morir aun así mi nota de suicidio hoy llego a mi mente tarde, para salir de mi infierno le vendí mi alma y firme un documento con Satanás, no hay forma ya de liberarme como dije es tarde ahora solo debo dejarme caer sin más.

Llego a mi habitación y caigo en el diván de rojo terciopelo que se encuentra en una pared pintada de un color tan oscuro como una noche de invierno; caigo despacio como si el paso del tiempo se detuviese, como si estuviese cayendo hacia un abismo; me siento exhausto, ya no respiro; miro con cuidado hacia el cielo de mi cuarto, me veo destruido y siento como si el frío del acero cobijase mi ser.

Es tarde y las sombras comienzan a consumirme, cual si fuesen lobos o cuervos consumiendo la carroña que representan las vísceras de este cuerpo; de este envase casi vacío y aun tenuemente vivo ente que me representa en este mundo; es bastante doloroso, así que busco sentir placer pensando en querer partir hacia el infinito, deshacerme definitivamente tras un desgarrador grito que indique que la muerte ha llegado por fin a besarme el alma.

Siento el frio infinito que recorre mi cuerpo mientras que aun mis ojos pueden mirar como las aves consumen mis restos los cuales abandone a su suerte después de caer en el abismo irremediable de la soledad, soy el producto de mi ignorancia para vivir, de mi incapacidad para solucionar las pruebas que la vida me presento, de mi debilidad por lo que me rodeaba, de la imposibilidad para hacerte feliz.

Aun así no muero, sigo respirando y solo queda un vacio inmenso en mi pecho me doy cuenta de que las sombras, los cuervos y los animales que comían mi carne solo eran producto de la ficción, de mi mente ilusa y soñadora, que sueña con morir y acabar con este mundo para, como el fénix renacer en otro nuevo donde tu presencia y tu compañía, puedan estar sobre mi todo el tiempo, donde el fuego de tus brazos pueda encontrarlo con solo ver una foto tuya y mirar tus ojos que me embelesan mas y mas.

Te recuerdo con cada tenue respiro que exhalan mis pulmones mientras muero poco a poco, recuerdo tu figura brillando en la oscuridad de mi vida, el momento en que te conocí; una piel tan blanca jamás se olvida, aun me recuerdo mirando tu melena dorada con cara de idiota, recuerdo aun cuando te di mi corazón y sus instrucciones en una nota; no me importa tener que sufrir a veces para poder verte, puesto que realmente anhelo tenerte, sentirte dentro mío, te necesito porque el calor sin ti se convierte en un gélido y espectral frio.

En tu ausencia lloro cataratas de dolor del color de la sangre, muero despacio y siento que te amo tanto que al no tenerte mi mente siente un enorme vacío, cada palabra que te escribo es como palacio de cristal que se resquebraja, haciendo que por dolor me corte con sus pedazos y estos junto a mis lagrimas hacen de mi sangre un rio.
Siento que pasan siglos cada segundo que no te tengo, me siento como un vampiro muy viejo, que no tiene ya por sus cruces y su alma ningún reflejo en los espejos, solo deseo que mi alma alcance finalmente el descanso eterno junto a tu cuerpo, este ser intocable esconde, detrás de una luna sangrante, su alma propia y dependiente de tu cuerpo, de tu mente y del calor que desprenden tus tersos besos.

Sin embargo, sigo aquí, sintiendo el vacio en el alma que se produce por tu ausencia, sintiendo este dolor que intento aliviar pero es peor como una lanza clavada en mi costado y que me condena a no compartir los días enteros contigo, a sabiendas del destino que desde el segundo en que nuestros ojos se cruzaron y sentí mi alma llena de nuevo solo quisiera pasar el tiempo a tu lado no importa que rápido o lento pasase por que se que a tu lado estaría realmente feliz.

Sentir que te conozco desde el comienzo de los tiempos es lo mas cálido que he sentido en mi alma; jamás pensé sentirme así y es algo que siempre llevare en mi alma por más que en este momento me embriaguen el dolor la pena y la desesperanza, creo que será difícil perder la fe porque realmente deseo compartir mi vida contigo, te escribo porque si ahora ya no brillo no brillare en el ataúd, en este infierno al que he vuelto, solo pudiendo soñar con tu amor y tus talentos; son algo que no es mío pero siento que me lo está robando el tiempo.

Despierto en medio de mi infierno nuevamente, encerrado entre mis cuatro paredes; desespero, lloro y grito, no te tengo, solo me responde un eco muerto, empiezo a sentir miedo, me acurruco en una esquina mientras tiemblo, esta es la agonía de un alma en pena, un ser que clama por tu presencia; veo que nada es del color de un corazón que se derrite de dolor y de agonía; por favor, terminad ya con mi vida, no quiero existir estoy harto de vivir entre la cruda y puta soledad; realmente ya estoy cansado de no saber vivir de esta manera, no sé si algún día volverás a mi lado pero mientras eso sucede seguiré a la espera y puede que tu recuerdo me mantenga vivo si el exilio del tiempo no quiere mandarme directo al olvido.

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