miércoles, 28 de julio de 2010

Dolorosa pasividad

Hoy es uno de esos días en los que el alma se levanta acongojada y el corazón triste, este mundo cada vez mas humano es insoportable para mí y solo la luna me acoge en su frio regazo de luz plateada mientras las lagrimas brotan a borbotones de mis ojos sin embargo levanto la mirada y es de madrugada ya solo la sombra de mi habitación producida por la ausencia de la luz de sol en esta es lo único que me protege de los dañinos rayos de la mañana que son testigos de la desesperanza y la desesperación de la que ahora soy preso.

El devenir del tiempo; solo ese sencillo, constante y humanamente inmutable flujo consigue poner en evidencia la necesidad que tengo de derramar lágrimas de sangre en esta cárcel portátil que transita a través del carnaval de las almas perdidas; sin embargo hay una ventana en esta celda que me permite ver el devenir del tiempo y sus cambios como si fuese un dios impotente sin capacidad de actuar.

Es paupérrimamente absurdo que teniendo toda la intención de intervenir, solo pueda ser un espectador que se queda petrificado ante la magnificencia de la situación que le consume con un pavor absoluto y que ni siquiera en el recogimiento de su mente fraccionada pueda encontrar la pasividad y la calma que desea procurarse para su ser.
Si bien soy enteramente culpable de lo que me suceda y lo acepto con todo lo que esto conlleve, me es imposible no expresar el conjunto de emociones que me embargan y me embriagan con su aromas transportándome de los mundos de la dicha infinita al dolor mas absurdo que se encuentra mas allá de lo físico y que solo nace de la esperanza propia.

Es triste existir de esta manera y es aun mas triste haber clavado tu el cuchillo que ahora expones con tal miseria; saber que has sido testigo de tu propio funeral y que por mas que has intentado que fuese indoloro sabes que no es asi, y jamás lo será.

Siempre conseguirás un motivo para reprocharte a ti mismo lo sucedido y recordarte que la esperanza jamás traerá cobijo mayor que el que es proporcionado por la luna que trae consigo a la soledad en esta noche roja y sangrante del invierno de tu alma

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